Los artistas buscan en tiempos convulsos consuelo e inspiración en el espacio


La noche del 4 de julio quedará en la memoria de los habitantes de Gdansk y Sopot, en Polonia. Un objeto luminoso que parecía un ovni se paseaba por el despejado cielo nocturno. Para muchos era la prueba de la existencia de otros mundos. Hay quien aún lo recuerda como una experiencia inolvidable, en los límites de la realidad, a pesar de que al día siguiente los periódicos ofrecieron la explicación del avistamiento.

El objeto volador no identificado no era una astronave de otro planeta en busca de contacto humano, sino Untitled (UFO), una creación del artista neoyorquino Peter Coffin que se estrenó en el Festival of Stars de Gdansk.

Realizado en colaboración con Dominic Harris, de Cinimod Studio, un arquitecto especializado en arquitectura interactiva, Untitled (UFO) es un disco luminoso que, con sus 600 kilos de peso repartidos en una superficie de 15 metros cuadrados y un generador de seis kilovatios, llega a elevarse 500 metros. Además puede ser modificado por los espectadores, ya que está recubierto de leds que se activan y cambian de color con los mensajes enviados por móvil.

Gira mundial de ovnis
Untitled (UFO), que se construyó en un hangar de Gdansk vestigio de la II Guerra Mundial, donde las tropas nazis montaban los temibles buques de guerra U-Boat, será simbólicamente el último navío realizado en estos locales, que serán destruidos en cuanto la creación de Peter Coffin deje las playas del mar Báltico para empezar una gira por Washington, Brasilia, Bermuda y Marfa (Tejas), ciudades todas ellas acostumbradas a los "encuentros en la tercera fase".

El proyecto ha sido realizado en colaboración con un equipo de sociólogos encabezados por Mateusz Halawa, de la New School de Nueva York, que estudian la respuesta de la gente a los avistamientos. Su autor se inspira en un texto de Carl G. Jung que analiza el fenómeno mediático de los ovnis en nuestra sociedad, en relación con la tendencia de los seres humanos a creer en hechos sobrenaturales para evadirse de los problemas reales.

De hecho, desde antes de la guerra fría los avistamientos alienígenas se repiten cíclicamente según las fluctuaciones del bienestar social, acentuándose en periodos de guerra o crisis económica.

Para viejos miedos, viejos remedios, parece ser la respuesta del mundo artístico a una época de incertidumbre económica y creciente instabilidad política. Sin embargo, para el público 2.0, acostumbrado a las nuevas tecnologías, también los ovnis deben ser más acordes con las expectativas de una sociedad que ha modificado su concepción del más allá.

Estas reflexiones se plasman en el primer plátano geoestacionario que Cesar Sáez, artista argentino afincado en Montreal, lanzará el próximo agosto en Tejas. Inspirado en la célebre creación de Andy Warhol, Geostationary banana over Texas es una especie de enorme aerostato con una estructura parcialmente rígida, que se mantiene en vuelo gracias al helio.

Como en el caso del supuesto ovni de Gdansk, se trata de una acción irónica y provocadora, y también, en palabras del artista, "de un mensaje de paz y esperanza en una zona de Estados Unidos donde no crecen los plátanos, pero sí las grandes compañías de petróleo". "Quiero poner algo de humor en el cielo de Tejas", afirma Sáez, consciente de que su mensaje se verá también desde el rancho del hombre más poderoso, George Bush.

Recuperando el espíritu del primer net.art y su búsqueda del recurso ingenioso más allá de la tecnología, la veterana artista rusa Olia Lialina y su compañero Dragan Espenschied realizaron Gravity, donde relatan con sutil ironía una expedición al espacio como metáfora del viaje a la conquista de la red y del territorio virtual.


UNTITLED (UFO): www.cinimodstudio.com/ufo-project GEOSTATIONARY BANANA: www.geostationarybananaovertexas.com GRAVITY: http://art.teleportacia.org/exhibition/GRAVITY

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